Dado que pasas ocho o más horas al día en el trabajo, es normal que se cree un vínculo especial con alguien. Confiaréis el uno en el otro, os reiréis de vuestros chistes y puede que hasta flirteéis un poco. Para ti es simplemente un tonteo inofensivo, pero para tus compañeros de trabajo y supervisores puede parecer que estás ligando con una mujer casada. Podrán pensar que está pasando algo entre vosotros, aunque eso no sea necesariamente cierto.
Michael Brickey, el autor de Defying Aging, y otros destacados expertos en relaciones creen que ese flirteo inocente con mujeres casadas es aceptable siempre que no se crucen determinadas barreras. Cuáles son esos límites depende de las personas en la relación porque lo que está bien para una pareja puede no estarlo para otra.
Dicho esto, te preguntarás cuándo se cruza la línea con una mujer casada y se pasa del flirteo al engaño. Aunque no seas tú el que tiene una relación, la carga de saber que estás ayudando a romper una relación puede ser demasiado pesada. A continuación, te damos una serie de pistas que te servirán para saber que has cruzado la línea y que has pasado del inocente flirteo con una mujer casada.
Al principio tú y ella os quedaréis hablando un rato más de la cuenta cuando coincidáis en la máquina de café. Puede que empecéis a enviaros bromas por email y os sentéis juntos a la hora de comer. Las cosas cambian cuando ella prefiere que comáis juntos pero lejos de vuestros compañeros de trabajo, o cuando se asegura de que no hay nadie cerca cuando la llamas para hablar. Son claros indicadores de que está intentado que su marido no sepa que existes.
Cuando flirteas con una mujer casada puede que al principio el trasfondo sexual no sea obvio. Pero cuando notas que las conversaciones empiezan a tener más contenido sexual es que la cosa se está poniendo más seria de lo que esperabas. ¡Cuando parezca que tus tonteos puedan ser precursores de sexo, es el momento de parar!
Dado que estáis 8 horas al día en el trabajo puedes no haber notado que pasáis mucho tiempo juntos, especialmente si trabajáis en los mismos proyectos. Si descubres que habláis mucho fuera de horas de trabajo y que quedáis para tomar café o lo que sea, puede que os estéis implicando más de lo que esperabais inicialmente. Esto podría ser un grave problema si la mujer con la que tonteas pasa más tiempo contigo que con su esposo.
Aunque creas que puedes confiar en ella como en una amiga y te sientas cómodo compartiendo detalles íntimos sobre tu vida, podrías estar cruzando la línea. Sobre todo, si es ella la que te habla de su vida sexual y de su matrimonio. No son solo cosas que no debieras saber, también es una falta de respeto hacia su esposo y su matrimonio.
Cuando eres amigo de alguien, normalmente no necesitas pensar en por qué sois amigos. Cuando flirteas con una mujer casada y te dices a ti mismo y a los demás que solo es una amiga y que no hay nada entre vosotros, puede que tengas que volver a valorar la situación. Si tienes que dar explicaciones puede que estés haciendo algo que lleve a los demás a pensar que sí hay algo entre vosotros.
Algunos ligan con mujeres casadas porque buscan atención y aceptación de alguien que no está disponible. Piénsalo; te presentas a una mujer casada, flirteas con ella, te ganas su confianza y admiración. Ella alimentará tu ego ligando también contigo y diciéndote que eres genial. No obstante, no tienes por qué preocuparte de que quiera empezar una relación pues ya está casada. Básicamente tu ego se disparará, pero sin la amenaza del compromiso. Por otra parte, si sales por la noche a conocer mujeres solteras, nadie te garantiza que te prestarán la misma atención.
Ligar con una mujer casada puede ser algo inocente y que te alegre el día, pero si observas alguno de estos signos, tal vez sea el momento de dar un paso atrás y de dejarla tranquila.